Pensamientos de segundo orden
Cada vez estoy más convencido de que la mente humana tiene cierta predisposición a pensar a corto plazo, a centrarse en la inmediatez. Y me parece que, en una época con chutes de dopamina constantes a golpe de un click esta manera de pensar se ha extendido aún más.
El “cortoplacismo” es algo que veo en muchos ámbitos: gente que comienza a entrenar y quiere tener abdominales mañana, o que comienza a invertir y quiere ser rico al de tres días. No estamos acostumbrados a centrarnos en el largo plazo y a postponer un poco la recompensa. Eso que en inglés se denomina delayed gratification.
Esta manera en la que procesamos nuestros razonamientos también provoca que seamos muy proclives a ignorar las consecuencias de segundo orden (o más allá) de nuestras acciones (o de las acciones de otros). Buscamos el beneficio instantáneo, la consecuencia inmediata, el corto plazo. Y nos olvidamos de aquello que puede haber más allá. Esto, por desgracia, se puede convertir en un problema bastante grande si aquellos que gobiernan y toman decisiones que nos afectan también piensan de esta manera o, peor aún, saben que nosotros pensamos de esta forma. Así es como proponen soluciones sencillas a problemas complejos que, sorpresa, suelen acabar mal.
Por desgracia, la realidad es tozuda y esas consecuencias no inmediatas suelen ser, a la postre, las dominantes. Nos guste o no, el tiempo va a pasar y esos resultados que no hemos previsto (o no hemos querido prever) nos van a alcanzar.
En la sociedad actual, pensar en el largo plazo, en las consecuencias no inmediatas, y tomar decisiones acorde a esto es todo un superpoder. Lo mejor de todo, es que es una habilidad que todos podemos desarrollar con práctica. Lo que se nos pide a cambio es tan sólo una cosa: paciencia. Paciencia para reflexionar, paciencia para pensar en las consecuencias de segundo orden, paciencia para tomar una decisión y paciencia para esperar a ver los resultados de ésta.
La próxima vez que estés en una encrucijada importante, o que alguien te proponga una solución aparentemente muy sencilla a un problema complejo, párate y reflexiona. Intenta vencer a tu necesidad de inmediatez y mira aquello que está oculto a simple vista. ¿Qué consecuencias reales tendrán mis decisiones?
La matriz de decisiones de Eisenhower
Una de las estrategias de productividad que más se repite es la llama matriz de decisiones de Eisenhower. Básicamente, se trata de un método de priorización de tareas que nos permite saber en qué invertir nuestra energía para obtener los máximos resultados.
La estrategia funciona de la siguiente manera: cada vez que nos surge una tarea nueva, hay que insertarla en la matriz en uno de sus cuatro cuadrantes
Importante y urgente: son tareas críticas que debemos de realizar lo más rápidamente posible (el clásico “"fuego” que apagar). Idealmente esta parte de la matriz no debería de ser demasiado amplia, ya que si nos pasamos el tiempo apagando fuegos no nos podremos concentrar en tareas importantes en el largo plazo.
Importante y no urgente: para mí este es el punto clave de la matriz. Las tareas que son importantes pero no urgentes son normalmente las que nos aportan más crecimiento a largo plazo. Es buena idea trazar un plan que nos permita focalizarnos en completar esa tarea. Dado que la inmediatez es menor, suelen demandar más energía.
No importante y urgente: son tareas que, aunque deben de realizarse, no presentan tanta importancia y potencialmente podríamos permitirnos que salieran “mal” (o, al menos, como a nosotros no nos gustaría). Por consiguiente, son candidatas a ser delegadas en otra persona.
No importante y no urgente: si ni es importante para el objetivo ni es urgente, lo mejor es eliminarla, pero siendo siempre consciente de si en algún punto esa tarea podría pasar a alguna de las otras categorías.
Aunque personalmente no uso la matriz de una manera “rígida”, sí que me parece interesante tener siempre presente esta categorización para poder saber a qué dedicar mi foco. Este sistema de priorización también encaja muy bien con la llamada regla de los 5 minutos.
Si algo te va a llevar 5 minutos o menos, hazlo inmediatamente.
Recuerda que nuestro foco y nuestra fuerza de voluntad son recursos limitados, por lo que mejor si los dedicas a esas tareas que te van a traer más resultados a largo plazo.
Recomendaciones
📹 Un vídeo: Me ha parecido muy didáctico y bien sintetizado este vídeo de Fitnessrevolucionario donde resume todo lo que hay que tener en cuenta para perder grasa.
📱Una aplicación: Seguro que tú, como yo y mucha otra gente, tienes un montón de contraseñas acumuladas para distintos sitios webs, aplicaciones, y un largo etcétera. Y, si te tomas un poco en serio la seguridad, muchas (o todas) serán distintas. Aunque gestores de contraseñas hay muchos, el que uso personalmente y que me parece la opción (gratuita) más completa que he visto es Bitwarden. Simplemente con las funcionalidades gratuitas es más que probable que tengáis suficiente para manejar todas las contraseñas. Está disponible en todos los sistemas operativos.
📙 Una canción: Ahora mismo tengo en bucle el último single de Dermot Kennedy, Innocence and Sadness . Prácticamente toda la discografía del cantautor irlandés merece ser escuchada.
Una frase en la que estoy pensando
El retiro se alcanza cuando dejas de sacrificar el hoy por un mañana imaginario.
Espero que esta edición de la newsletter te haya entretenido, aportado algo y también que hayas tenido la oportunidad de reflexionar sobre alguno de los temas.
Hasta la siguiente edición,
Ander.
Cierto lo que dices. Con la edad madura he descubierto que la paciencia, la no dependencia de la inmediatez, es una de las virtudes más importantes.
Y lo cierto es que en mi edad juvenil era una virtud que no me sobraba precisamente